Parece imposible, pero yo, que presumía
de leer al mismo ritmo de mis latidos cardíacos, he frenado mi actividad
lectora considerablemente. Y es que la vida no es siempre lo que uno se espera
de ella, y te ofrece giros inesperados que cambian tu vida, así que hay que pararse
un poco para tomar decisiones.
Pero poco a poco, estoy
comenzando a leer, y a hacer las reseñas, hoy me estreno con la más grande, mi querida Donna Leon, la magistral
reina de la novela negra italiana.
En Muerte entre líneas, Donna nos
lleva a través del commissario Brunetti, con su peculiar gusto por la
literatura y música clásicas, por las calles y canales de Venecia, guiándonos
en los entresijos de las bibliotecas para descubrir un robo de libros en una de
las principales de esta ciudad.
Palazzos, comtes y comtessas,
gondolieri, y una pátina de belleza y lujo ajada por el tiempo nos acompaña toda la obra .Por
supuesto, en el vigésimo tercer libro de Brunetti, ya estamos acostumbrados a
contar con la inestimable perspectiva del crimen a ojos de Paola, la esposa de Guido Brunetti, la
signorina Electra, eficaz secretaria del jefe de la questura, totalmente leal y solícita a las educadas
órdenes de Brunetti. Añadimos la figura de Claudia Griffoni, ayudante de
nuestro protagonista y excelente interrogadora.
Llama la atención, como siempre,
las descripciones de la ciudad, escenas de la cotidianeidad de una ciudad como
Venecia, que parece ser destino turístico siempre, y nos asoma como si fuésemos oriundos del lugar.
Mágico.
Os dejo un enlace de una carta de la gran dama de la novela negra, hablando de Brunetti:
Y una frase, que me encantó:” Una
de las desventajas de la estupidez es la incapacidad de comprender lo que es la
inteligencia”.
Para terminar, la sintonía que me
ha estado rondando por la cabeza durante todo el libro; ambos huelen a verano,
a agua fluyendo, y a sueños…
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