Translate

jueves, 11 de junio de 2015

La luz de la mesita de noche. Juan Pardo Vidal.


Anoche me lo leí. Enteritico (léase expresión típica granaina que me gusta usar de cuando en cuando). Sí. Tampoco es que sea una proeza de dimensiones sobrenaturales (es una novela corta), pero a mí me ha producido una suerte de respiro al comprobar que las cosas vuelven poco a poco a su ritmo natural, así que prometo seguir trabajando en el tema con tesón.


El volumen es ameno, ligero, pero con un toque de sofisticación y rareza que roza el frikismo, amén de contar con un estilo narrativo ondulante, al modo de una onda armónica, que nos desplaza transversalmente a la dirección de las partículas de la misma.

Y toda esta parrafada pseudopedante viene al caso porque la historia que se nos cuenta tiene que ver con un fragmento de la vida de una mujer, Pi, soltera, profesora de matemáticas , cuyos procesos mentales para cualquier nimiedad  son tan rebuscados que nos provoca cuanto menos una sonrisa al leerlos.

Usa metáforas que relacionan las leyes físicas y matemáticas con aspectos de la cotidaneidad, con la gente que conoce e incluso con las relaciones de pareja que establece con hombres, a los que numera. Sí. 
Les pone número a sus novios. Curioso. Pero es que es profesora de matemáticas. 

Y habla de la teoría del caos, de Lorenz y del determinismo de Descartes. Pero no para retener conceptos en su memoria y luego evacuarlos en su clase, si no para establecer paralelismos con las actitudes de algunos de esos hombres que han pasado por su vida.

Totalmente recomendable para una lectura muy entretenida, y he de añadir, que aunque al principio parezca una alegoría de la vida de soltera a lo Bridget Jones, no lo es. Pi tiene ese toque estupendo de la inteligencia y el amplio conocimiento que enriquece sus pensamientos y, en contra de hacerla parecer más loca y más desestabilizada, la convierte en toda una figura de serenidad y sabiduría.




Juan Pardo Vidal cuenta en su bibliografía con los siguientes títulos:


En cuanto a Poesía:

La mujer sin brazos
 Poemas de amor a una piedra
 Poesía para insensibles

Prosa:
 Tus muertos y 35 maneras de sentirse solo
 La luz de la mesita de noche
 La memoria de los peces
  Arquímedes está en el tejado



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario aquí, te lo agradeceré.