Esta semana he leído este libro:
novelas que pertenecen a los títulos de la
serie “El cuarteto de Öland”, ambientados en la isla del mismo nombre, en las
cuatro estaciones del año.
Esta vez le corresponde al otoño.
Johan Theorin es un conocido escritor
sueco,
nacido en 1963,autor de novela negra y criminal,ganador de premios como
el de Mejor Novela Criminal Sueca de 2008 o
Glass Key de 2009.
Julia es una mujer
atormentada ( como no puede ser de otra manera) por la desaparición de su hijo
de seis años.
El abuelo del niño
(Gerlof) y padre de Julia, desde la residencia de ancianos donde vive, veinte
años después ,llama a su hija, con una
nueva pista sobre el caso, haciéndola volver a Öland, a buscar al responsable
de la desaparición de Jens.
Öland es
una isla de Suecia localizada frente a la costa de Småland, en el mar Báltico. La evidencia de la población de Öland (conocida en
tiempos lejanos como Oelandia) data del
6000 a. C., con los establecimientos de la Edad de Piedra en Alby y otras localidades de la
isla. Existen panteones de la Edad del Hierro y la época de los Vikingos claramente visibles en Getllinge,
Hulterstad y además en su perímetro se hallan también tumbas de piedra.
La acción
se debate entre la narración de las peripecias del dúo Gerlof-Julia y el relato de la oscura vida del principal
sospechoso, contado por episodios o ventanas de variable importancia, lo que
ayuda al autor a mantener el suspense entre ventana y ventana.
Cabe
destacar el papel de Gerlof, el abuelo, que actúa como un detective aficionado
intentando emular a los detectives de la literatura clásica policiaca, aquellos
que guardaban silencio durante toda la intriga, sin desvelar sus densos
pensamientos ni la dirección de hacia dónde se dirigen sus acciones, tipo
Holmes.
En otros
momentos cobra vida el personaje de Julia, es un ente más dinámico, expone sus
miserias sin tapujos y sus pensamientos son más nítidos.
Como apunte
personal, diré que me ha tenido enganchada, como un remolino, acercándome cada
vez más a la resolución de la trama, mezclando acontecimientos de las épocas
en las que tienen lugar los hechos,cada vez más rápido, con menos pausas, hasta
que todo confluye en un vértice y deja una sensación de calma semejante a lo
que los oriundos de Öland y Smaland llaman “la hora de las sombras” que no es
otra cosa que el crepúsculo.
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